Educamos a nuestros hijos en un entorno muy competitivo y, a la vez, demasiado protector. Una de las consecuencias es que se ha generalizado una baja tolerancia a la frustración en los niños. Un problema que manejamos a diario en la consulta los psicólogos. Repasamos sus características y, lo que es más importante para ti, cómo puedes afrontarlo.
¿Cómo detectar la baja tolerancia a la frustración en niños?
Una de las peculiaridades de esta carencia es que se pone de manifiesto ya a edades muy tempranas en los niños. Antes de los dos años es normal que los niños manifiesten una nula tolerancia a la frustración. En esa etapa, más que deseos, los pequeños tienen necesidades que debemos atender con inmediatez: comer, dormir, sentirse protegidos…
Pero, a partir de su tercer año de vida, y progresivamente, deben ir aprendiendo que hay un mundo distinto de su “yo”. Y que tiene normas. Pueden empezar entonces las señales de alerta cada vez que no se cumplen sus deseos:
- Una impaciencia desmesurada, quieren todo y ya mismo, lo que suele generarles ansiedad.
- Son niños excesivamente impulsivos, no son capaces de reflexionar.
- Les cuesta afrontar lo desconocido, acometer retos o probar cosas nuevas porque no tienen el control sobre esas situaciones.
- Sus planteamientos son siempre muy radicales, son niños de blanco o negro
- No aceptan un “NO”. Son como el tirano que piensa que todo gira a su alrededor y que el único objetivo es obtener lo que quieren.
El papel del psicólogo y cómo se trabaja la intolerancia al fracaso en niños
Los profesionales recomendamos el asesoramiento psicológico para manejar la baja tolerancia a la frustración en niños. Piensa que lo más habitual es que todos en la familia hayáis interiorizado una forma de relacionaros basada en la sobreprotección y la permisividad. Solo desde una perspectiva externa os pueden dar pautas de comportamiento distintas. Eso no significa que la fórmula sea complicada:
- Dar ejemplo. Como en el resto de los comportamientos, nuestras palabras y nuestra forma de actuar deben ser coherentes. Es imprescindible que te vean manejar tus fallos o decepciones con un talante positivo.
- Transmitir el valor del esfuerzo. Proporcionalmente a su edad y condiciones el menor debe hacer las cosas por sí mismo y aprender de sus errores. No hay nada que fomente más la baja tolerancia a la frustración en niños que darles todo hecho, incluso anticipándonos a sus deseos.
- No ceder ante sus amenazas. Si tu hijo te ve salir corriendo a satisfacer todos sus deseos ante el amago de un berrinche, tenéis los dos un verdadero problema. Es imprescindible que tú aprendas a sobrellevar sus rabietas y que él descubra que esa actitud intransigente no le funciona.
- Enseñarle a ser perseverante y constante, que compruebe que para resolver un problema no hay que rendirse a la primera.
Una baja tolerancia a la frustración en los niños limita su capacidad para enfrentarse a los problemas ahora y en el futuro. El papel de apoyo y ayuda de psicólogos y terapeutas es clave para que adquieran la habilidad de manejar sus decepciones. Desde Cedsi te recordamos que le estarás proporcionando una valiosa herramienta para su estabilidad emocional.
Esperamos que te haya servido de ayuda este artículo sobre la baja tolerancia a la frustración en niños.
Si necesitas la ayuda de un profesional en la materia o deseas realizar una consulta psicológica, puedes escribirnos en nuestro apartado de contacto y rellenar el formulario. Estaremos encantados de poder ayudarte.