Nos enfrentamos a una disfunción neurológica crónica muy compleja, entre otras razones por la enorme variedad de manifestaciones en las que se presenta. Hablamos del TEA (Trastorno Espectro Autista), una alteración que afecta al funcionamiento del cerebro especialmente en lo que se refiere al área de la comunicación, la percepción, las competencias sociales y el aprendizaje.
Comprender qué es el TEA es el primer paso para eliminar clichés y tabúes que existen entorno a las personas a las que se diagnostica cualquiera de sus variantes. Empecemos recordando que no es una enfermedad, por tanto, no tiene cura. Lo que hacemos los profesionales es recomendar una intervención adaptada a las dificultades individuales que mejore su vida y les permita evolucionar.
¿Qué son los trastornos de espectro autista?
Insistimos en la importancia de desterrar esa imagen distorsionada que, desde la literatura, el cine o los medios de comunicación se transmite respecto a qué es el TEA. Ni niños superdotados ni extraños seres carentes de sentimientos. Dentro del universo de los Trastornos del Espectro Autista el rasgo común es que manifiestan dificultades con las destrezas sociales, de comunicación y emocionales, junto a una falta de flexibilidad en los comportamientos y razonamientos.
Síntomas que aclaran qué es el TEA
Aunque es difícil encontrar dos casos idénticos, estas son las señales de alerta que se asocian con qué es el TEA y que pueden detectarse en los niños:
- Rehúyen el contacto visual y táctil
- Son hipersensibles a los estímulos sensoriales
- No manifiestan reacción ante el dolor
- Su lenguaje es literal, no entiende las bromas o dobles sentidos
- Ausencia del juego simbólico
- Tendencia a repetir palabras o movimientos
- Pérdida de destrezas que habían adquirido
Causas y riesgos
No existe una causa única que explique qué es el TEA. Parece que existe una fuerte implicación genética, pero también influyen factores ambientales o biológicos.
Diagnóstico y tratamiento correcto
Una de las mayores dificultades del TEA es que no es fácil diagnosticarlo, no existen síntomas que puedan comprobarse con un análisis de sangre u otra prueba médica. Y, sin embargo, es esencial que se empiece a tratar lo antes posible. Por eso, si percibes en tu pequeño cualquiera de los síntomas de qué es el TEA, acude a tu pediatra y si él lo recomienda, a un especialista. Actualmente, se puede diagnosticar entre los 18 meses y los tres años de edad.
El tratamiento es tan complejo como el propio trastorno, ya que implica analizar correctamente las dificultades de cada niño y actuar en consecuencia. Dependiendo de las habilidades afectadas puede ser necesaria medicación para controlar la ansiedad, falta de concentración o la hiperactividad. Es interesante que intervengan distintos profesionales en el trabajo de evaluar un niño con TEA. En CEDSI, esta labor se desempeña por NEUROPSICÓLOGOS y su valoración y diagnóstico, será el complemento idóneo para determinar el tratamiento más específico en cada caso.
De forma general, todos debemos esforzarnos para facilitar que su entorno sea más accesible, el uso de estrategias como la anticipación, el control de la exposición a estímulos sensoriales (ruidos, luces) o los pictogramas han demostrado su eficacia.
Debemos de afrontar este problema dejando a un lado la ignorancia o estereotipos erróneos sobre qué es el TEA (Trastorno Espectro Autista). En CEDSI lo abordamos desde una perspectiva integral y personalizada, trabajando con el menor y con el resto del entorno familiar. Cuanto antes se confirme el diagnóstico y se comience la terapia, más fácil será que tu hijo adquiera herramientas para desarrollar su máximo potencial.
Esperamos que te haya servido de ayuda este artículo sobre el trastorno del espectro autista o TEA.
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